¿Qué es el juego inclusivo?

¿Qué es la inclusión?

Los niños pueden ser diferentes en muchos aspectos. Algunas de las diferencias son menores y apenas perceptibles, mientras que otras son mayores y suponen un reto a la hora de participar en actividades junto a otros niños. La extensión de la variación en las habilidades, el rendimiento de las destrezas, los comportamientos y otros atributos personales, se llama diversidad .

La inclusión es la práctica en la que grupos o individuos con diferentes orígenes o capacidades son cultural y socialmente aceptados y acogidos. Respetar y apreciar lo que hace diferentes a otras personas, en términos de edad, género, etnia, discapacidad o cualquier otra característica personal. En algunos casos, también significa realizar activamente cambios en un entorno u organización para acomodar la presencia y participación de determinadas personas.
En pocas palabras, la diversidad es la mezcla y la inclusión es hacer que esa mezcla funcione. En el contexto de los parques infantiles, la inclusión significa ofrecer igualdad de acceso y oportunidades de juego variadas para todos los niños y crear un ambiente en el que todos se sientan bienvenidos, se sientan escuchados y puedan jugar juntos.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de discapacidades o necesidades especiales?

La definición de "minusvalía" o "discapacidad" depende del contexto en el que se utilice. Hay que distinguir entre la definición médica -que se suele denominar "deficiencia" o "déficit"- y el uso más social de la palabra. El significado social de "discapacidad" sitúa el estado de salud de una persona (la suma de sus funciones corporales, su estructura y sus factores personales) frente al contexto de su vida (la suma de todos los factores ambientales y personales ajenos a la persona). Cuando el contexto de una persona influye negativamente en su capacidad para realizar actividades o participar en la sociedad, se considera una discapacidad. Esta influencia negativa suele denominarse barrera. Según esta concepción, las personas no son discapacitadas por su propio cuerpo o sus capacidades, sino por las barreras de su entorno. Si se eliminaran las barreras o se añadieran características, el estado de salud de la persona sería menos problemático.

Alrededor del 10 al 15 por ciento de los niños de entre 0 y 18 años experimentan ciertas barreras o discapacidades. Esta cifra depende en parte de la región geográfica y de las definiciones utilizadas. Las discapacidades pueden dividirse a grandes rasgos en tres categorías principales: déficits sensoriales y motores, cognitivos y socioemocionales. De todos los niños con discapacidad, entre el 60 y el 65 por ciento sufre un déficit socioemocional (como el TEA o el TDAH), entre el 30 y el 35 por ciento un déficit cognitivo (como el síndrome de Down o los trastornos de la educación y el aprendizaje) y entre el 5 y el 10 por ciento un déficit sensorial o motor (deficiencias visuales y auditivas y déficits en el uso de las extremidades) o una combinación grave de déficits. Este último grupo es el que más barreras encuentra a la hora de jugar.

¿Qué es el juego?

Aunque todo el mundo sabe claramente lo que es jugar, dar una definición definitiva parece más difícil. El juego se define comúnmente como una actividad basada en el concepto de compromiso, la motivación intrínseca y la necesidad de hacer. Son factores importantes el papel de la imaginación y la fantasía, las reglas y los aspectos sociales y la capacidad de evolucionar en la infancia. El juego suele incluir actividad física, pero también puede basarse en la actividad mental o incluso ser puramente lingüístico (jugar con palabras). Una característica clave del juego es que evoluciona cuando los niños crecen y se desarrollan. Para jugar, los niños utilizan una combinación de habilidades y destrezas sensoriomotoras, cognitivas y socioemocionales. A medida que los niños crecen, aprenden nuevos movimientos y captan cosas más complejas, por lo que su juego también evoluciona.

¿Cómo evoluciona el juego en la infancia?

En los primeros años de vida aparece el juego práctico. Los niños se acercan a sus cuidadores, manipulan objetos, aprenden a darse la vuelta, a gatear y a caminar. Estas actividades implican competencias sensoriales y motoras básicas y sólo requieren capacidades cognitivas básicas. Durante los dos primeros años de vida del niño, el juego se produce sobre todo en solitario, incluso cuando está rodeado de otros niños. Alrededor de los 2 ó 3 años, surgen el juego de observación y el juego paralelo. Los niños empiezan a mirarse y copiarse unos a otros y desarrollan un interés social por los demás niños. Siguen jugando de forma independiente, pero realizan actividades similares al mismo tiempo, comparten y se turnan. A medida que se desarrollan las habilidades cognitivas y la capacidad de imaginación, comienzan a desarrollarse el juego constructivo y el juego simbólico. Los niños construyen casitas de bloques, juegan con marionetas o coches de juguete e imitan a sus cuidadores. A nivel sensorial-motor, desarrollan rápidamente habilidades motoras finas como la manipulación de objetos pequeños, un mejor equilibrio, la postura y la coordinación ojo-mano-pie. Los juegos con reglas surgen en la edad preescolar, cuando el niño es capaz de manejar reglas fáciles y de desarrollar una comprensión social de las necesidades y deseos de otros niños. El juego se convierte en una actividad más social a medida que surge el juego asociativo y cooperativo. Los niños aprenden a organizar su juego de forma cooperativa con un objetivo común y unos roles asignados (piense en juegos como la etiqueta de congelación, el escondite o el juego de roles).

Modelo de juego en 3D

Aunque la mayoría de los niños se desarrollan más o menos por el camino descrito, algunos de ellos experimentarán retrasos o limitaciones en su desarrollo. Cada combinación de habilidades en un momento dado, dará lugar a una capacidad o interés diferente en los tipos de juego. De este modo, se puede ver que todos los niños tienen necesidades diferentes, según su desarrollo personal y sus aspiraciones. Diseñar para el juego inclusivo, significa comprender las diferentes habilidades de todos los niños, facilitar todos los diferentes modos de juego y abordar todos los problemas que puedan surgir. Para construir un parque infantil que se adapte a todos los niños, hay que reconocer todas sus necesidades y eliminar las barreras. Para saber más sobre las barreras y los diferentes tipos de juego relacionados con las distintas formas de deficiencias o desarrollo, consulte nuestro artículo sobre el juego inclusive .

Sobre los autores:

Filip Gerits e Yves De Keuster son diseñadores e investigadores especializados en el diseño y la seguridad de los juguetes de actividad y las infraestructuras de juego. Para este tema hemos contado con el apoyo indispensable de una serie de expertos, niños y padres con experiencia en el campo del juego inclusivo. Nos gustaría agradecer especialmente a Kathleen Op De Beeck -especializada en terapia ocupacional y educación inclusiva en AP - colegio universitario de Amberes , Bélgica - su aportación y entusiasmo.

Muchas de las ideas y conceptos de este artículo se han contrastado con fuentes e investigaciones científicas publicadas. Los investigadores, proyectos y publicaciones que se enumeran a continuación son fuentes recomendadas para una lectura más profunda.  

• Helen Lynch, Alice Moore – 2019 – Community Parks and Playgrounds: Intergenerational Participation through Universal Design
• Ines Wenger, Christina Schulze, Ulrica Lundström & Maria Prellwitz – 2020 –Children’s perceptions of playing on inclusive playgrounds: A qualitative study
• Serenella Besio, Daniela Bulgarelli, Vaska Stancheva-Popkostadinova – 2017 – Play Development in Children with Disabilities
• P4Play – European Joint Doctorates programme in Occupational Science for Occupational Therapists – p4play.eu
• Susan Herrington – 2006 – The design of landscapes at child-care centres: Seven Cs